El arte de colaborar

[vimeo 66070856]

Ana Pérez Martín

Este vídeo es una grabación cedida por Dreik (uno de los chicos que aparecen). El texto a continuación se centra en lo que sucede a partir del minuto 2:20, pero me ha parecido interesante dejar el vídeo intacto y así poder ver qué pasaba antes.

Seguramente cuando cogió por la mañana el maletín donde guarda su instrumento no pensó que hoy tocaría para unos pies que se deslizan. Ni ellos en que cambiarían el hip hop de sonido saturado de sus móviles por las notas de un saxofón. No sabían que serían autores de un momento artístico que iría más allá de sus propias capacidades. Salieron a la calle, uno a ganarse la vida, los otros a expresarse como mejor saben y rodeados de amigos. Ellos acaban de empezar a vivir y a él le sobran años de viajes en metro. Probablemente nunca se habían planteado colaborar, ni se conocían, ni habrán vuelto a ponerse en contacto después de que la improvisada actuación de este vídeo llegó a su fin. Sin embargo durante esos minutos, fueron autores de una misma manifestación artística, esa de la que yo pude ser espectadora porque, como ellos, por casualidad, pasaba por allí en aquel momento.

Uno y uno siempre suman más que dos. Eso lo aprendemos pronto: que los números son sólo una referencia y más si lo que estamos contando son personas. Hay algo más que un hombre que toca el saxo y un adolescente que baila. Una comunicación sin palabras, un vínculo efímero y anónimo pero fuerte como para tener sentido y lograr público. Es quizá esa asociación sin presentaciones previas ni reglas establecidas lo más artístico del evento. Y la disolución sin más de la misma cuando ha acabado la función.

En su diagnóstico del arte contemporáneo, Reinaldo Laddaga habla de la tendencia cada vez más frecuente a la autoría compleja donde la pieza de arte se convierte en un foco en torno al cual se forma una asociación. Más fascinante es que sea el espacio público, la calle, el metro, el foco que potencie colaboraciones con nombre de arte, sin necesidad de ningún objeto al que alabar.

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